La Mosela, el Rin y el Meno

Dejamos Bélgica con la autocaravana bien limpia gracias a los elementos.

Hace años habíamos pasado por una parte del recorrido final del río Mosela pero muy rápidamente. Quisimos volver y empezar aquí la primera etapa de nuestro viaje en Alemania. Poder apreciar las laderas que encajonan al río y le hacen discurrir sinuosamente. El tiempo no acompañó, pero la geografía seguía allí. Las pendientes con viñedos siempre sorprenden, pero también lo hacen los ingenios mecánicos con los que cuentan para subir y bajar por ellas y así facilitar la vendimia de sus famosos vinos.

Viendo como pueden ser unos días de agosto, no nos extraña que necesiten de azucares añadidos para lograr sus caldos. Nosotros nunca fuimos muy buenos clientes de estos productos, por lo que no sabíamos que vino escoger, pero Natacha envió un árticulo sobre los jóvenes viticultores que producen nuevos vinos secos con diferentes cepas de riesling, pinot gris…

Aún así no llegamos a probar los vinos del Mosela a nuestro paso por la zona (Si bebes, no conduzcas) y eso a pesar de las facilidades que ofrecen a los turistas.

Acompañamos al Mosela hasta Coblenza, la antigua Confluentia romana, donde se une al Rin. El Mosela fluye tranquilo mientras que la velocidad del Rin espanta. Aunque en ambos ríos el transporte fluvial es impresionante. El Mosela es una carretera y el Rin una autopista fluvial.

Coblenza fue el refugio de la aristocracia francesa qué huyó de la revolución francesa. Y tuvo influencia en ella hasta la caída de Napoleón.

Tanto el Mosela como el Rin estan flanqueados por castillos y torres vigía, testigos de tiempos revueltos. Como el Rin es más importante, también lo son sus fortificaciones y castillos-palacio.

En Mainz, Maguncia, nos encontramos con una escultura de Andreu Alfaro, en plena plaza del ayuntamiento nuevo. Fue una alegría. En un tiempo que en España se gastaba menos que nada, en escultura pública, algunos artistas pudieron vender obra en países como Alemania. Alfaro es aún hoy un escultor muy apreciado en este país, según nos cuenta nuestro amigo Quim, un buen conocedor del país y vecino del mismo desde hace ya unos años.

Maguncia (Mainz) también fue arrasada por los bombardeos de los aliados y tras la guerra eligieron reconstruir sólo alguno de los edificios destruidos. Ello creo un ambiente entre años cincuenta y historia antigua bastante curioso y que se repite en más de una ciudad alemana.

Dejando el Rin nos dirijimos a Darmstadt, una ciudad en la que paramos atraídos por la circunstancia de que a principios del siglo XX, el baranden-fürher local, organizó una colonia de artistas o corte creativa. En arquitectura destacaron algunas casas Jungestile y una serie de interesantes edificios, todo situado en una colina de las artes. Resultado de ello tenemos hoy en día estas curiosidades.

Acerca de misoldemedianoche

Hacemos este blog, de vez en cuando, para contar a nuestros amigos que hemos visto en nuestros viajes (por ahora sólo dos y medio) al Norte europeo.
Esta entrada fue publicada en Viajes y etiquetada , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

2 respuestas a La Mosela, el Rin y el Meno

  1. Julio Rancel dijo:

    Bonita sorpresa la de Darmstadt, que no conozco. Esto me ha abierto el «apetito» para ir algún día.
    Como habéis estado en Santa Cruz (de Tenerife) habréis visto la escultura de Alfaro que hay en la Rambla. De la exposición de escultura al aire libre, en los primeros años 1970, de la que han quedado maravillas como ésa de Alfaro, o el Guerrero de Goslar de Henry Moore.
    Buena continuación del viaje.

  2. Natacha dijo:

    Superbe Darmstadt. Moi aussi ça me donne envie d’y faire un tour!

Deja un comentario